Relato 7: Roberto, el follador talentoso

Buenas!!

Sé que mis relatos van a subir la temperatura unos grados más... lo siento no tengo la receta para combatir la ola de calor sofocante. 😄

Así que iros a la piscina o a la playa y pasad un buen rato con la lectura. Advierto a los lectores, que en caso de hacer nudismo mejor leer tumbado boca abajo... es posible que tengáis una erección... AVISO!!!

Saludos y buenas pajas!!

Roberto, el follador talentoso

Conocí a Roberto en uno de los viajes con el camión, acompañando a mi tío. Siempre hacíamos paradas y en ellas mi tío saludaba a sus colegas de oficio.

En uno de estos viajes a Alemania paramos en un área de servicio, cerca de Strasbourg. Allí había otros camioneros, algunos de muy buen ver, del estilo de mi tío… Roberto era uno de ellos, antes que mi tío me lo presentara yo ya me había fijado en él. Rondaba el metro ochenta, musculoso fibrado, se notaba que había descargado muchos camiones, de pelo corto sin estar rapado al mínimo, ojos verdes. Vestía unos shorts de deporte, camiseta sin mangas que marcaba su amplio pectoral y unas zapas muy gastadas. Tenía un aire de malote pero a la vez desprendía ternura y amabilidad.

Mi tío y Roberto se conocían desde hacía muchos años, lo comprobé viendo la camaradería que existía entre ellos.

- Todo lo que te cuente Guillermo (mi tío) es mentira… menudo cabroncete está hecho! Me soltó entre risas Roberto.
 - Joder Robert, cuánto tiempo sin verte. ¿Veo que sigues con el mismo look de poligonero quillo?, reía mi tío. Te presento a mi sobrino, Juan, me ayuda y hace de intérprete en los viajes al extranjero, no veas como domina los idiomas…
Estaba un poco avergonzado, no sabía que más le habría explicado de mí a Roberto. Nos saludamos con un apretón de manos, notando la fuerza que desprendía.
- Encantado, dije, evitando mirarle mucho a la cara para no sonrojarme más.
- Pues sabiéndolo, no me iría mal una ayudita en los repartos por Francia y Bélgica…¿que tal se te da el francés?
- Estupendamente!! soltó mi tío en un tono de sorna.
Me quería morir, pero pude soltar apresuradamente:
- Me defiendo bastante con el inglés, francés y alemán. Intento tener fluidez, ¿no es verdad tío?
- Sí, se defiende muy bien. Yo no entiendo nada de lo que dice, pero los clientes quedan muy contentos, jejeje.
- Pues tendremos que hablar, te haré una propuesta y a ver qué te parece, soltó Roberto en un tono que daba por seguro que llegaríamos a un acuerdo.

Me gustaba la idea de hacer un viaje con Roberto, parecía un tío majo y aparte estaba cañón. Mientras lo pensaba, recaté en que le estaba mirando el paquete descaradamente. Él no lo notó, estaba enfrascado en una conversación jocosa con mi tío. La curvatura de su paquete me indicaba que o no llevaba ropa interior o usaba gayumbos holgados, pero eso sí, marcaba una buena pieza entre las piernas!!

De vuelta a la cabina del camión mi tío se dio cuenta que su amigo me había turbado, mi excitación se notaba…
- ¿Te ha gustado Roberto, ehh??, dijo entre risas, estaba seguro que sería de tu agrado, vamos que estás deseando intimar con él, ¿me equivoco?
- Como me conoces tío, pero igual no es hetero curioso ni mucho menos gay…
- Bueno, seguro que ya encontrarás la manera de encandilarlo… mientras se tocaba el paquete anunciando que la conversación le estaba poniendo caliente...
Pasadas dos semanas recibí la proposición de Roberto. Me pedía si le podía acompañar a hacer unos repartos por Bélgica y Alemania. Sin dudarlo acepté.
Cuando me recogió iba casi con la misma ropa, a pesar del frío de madrugada, llevaba sus pantalones cortos de deporte y una sudadera, parecía que viniera del gimnasio después de ejercitar sus músculos.
- Sube, espero que estés cómodo, ya sabes que serán muchas horas...
- Tranquilo, ya estoy entrenado con los viajes de mi tío, solté sin reprimir una mirada a su entrepierna.

El viaje fue muy agradable, Roberto estuvo muy atento en todo. A pesar de su look de malote era todo un sentimental. Me contó que en los viajes le gustaba escuchar música clásica y un buen repertorio de arias de ópera. No había conocido muchos camioneros, pero él no era la imagen típica que se tiene cuando se piensa en uno.
Entre aria e aria, me contó que estaba casado, pero su tono de voz indicaba que no era feliz. Tenía ganas de ser padre, pero su mujer no quería oír hablar del tema. Además, sospechaba que entre viaje y viaje, su mujer se la pegaba con otro… Empaticé con él desde el primer momento, me gustaba cuando un hetero mostraba sus sentimientos y abría su corazón dolido. Ahora tenía que jugar mis cartas, poner a su disposición mi culo y hacerle olvidar las penas…

Llegamos a nuestra primera parada bien entrada la tarde, fuimos directos al motel para pasar la noche. No le gustaba dormir en la cabina del camión, solo lo hacía en los viajes cortos. La fortuna hizo que solo quedara una habitación con una cama doble.
- Espero que no te importe dormir en la misma cama, vamos a mi me da igual. Me dijo con una leve sonrisa.
- Para nada, si a ti no te importa dormir con un gay... solté entre risas. Para entonces, ya le había contado buena parte de mi vida, obvié que era el juguete sexual de mi tío y primo, pero no mi homosexualidad.
- Que va, no tengo problemas con eso, en la mili ya me tocó dormir... con alguno… soltó con voz queda.

Se quitó la camiseta y estiró sus músculos. Su espalda crujió y soltó un gemido de dolor.
- Joder, me hago mayor, cada vez los viajes me dejan más baldado…
- Si quieres, te hago un masaje, a mi tío le reconforta… así podría mostrar mis cartas, pensé intentando ocultar mi excitación.
- Pues no te diré que no, tengo una contractura en la espalda que no me va a dejar dormir… en su voz no había ningún atisbo de calentura.

Se tumbó en la cama, yo me puse a un lado. No quería ponerme encima para que no notara mi polla si me excitaba. Su espalda era ancha como una tabla de surf. No me costó notar donde estaba la contractura, tenía el omoplato izquierdo bien agarrotado.
- Joder macho, no me extraña que te duela! Tienes unos nódulos que no sé si voy a poder ayudarte...dije yo mientras masajeaba su amplia espalda. Él tenía la cabeza hundida en el cojín y de tanto en tanto soltaba un quejido, entre doloroso y placentero…
- Aquí, ¿lo notas?, aquí es donde me duele más!, me indicaba él entre rugidos.
Me puse manos a la obra, desencajando el nudo. No era un fisio profesional, pero se me daba bien hacer masajes. Además podría masajear y sobar el resto de músculos sin que pareciera que le metía mano.
- Bueno, hombretón, vas a tener que girarte para que pueda trabajar con tu hombro. Dije yo mientras pensaba en su torso musculado desnudo…
- Tranquilo, no será necesario, con el masaje que me has dado ya tiro unos días… me dijo con un tono de voz medio avergonzado.
- Será solo un momento, luego te das una ducha y listos…
Se giró lentamente y vi como se tapaba las partes con las dos manos… Ahora entendía porqué no quería girarse… la típica erección cuando te dan un buen masaje. Yo disimulé, como si no me hubiera dado cuenta y le solté:
- Tienes que dejar libre los brazos, sepáralos del cuerpo un poco para que puede masajear bien el hombro. Mis cartas habían surgido efecto y mi masaje le había provocado una buena empalmada… mira que me gusta ser puta a veces…

Roberto estaba rojo como un tomate y yo seguía disimulando. Separó los brazos y pasó lo que tenía que pasar, su enorme polla se liberó como un muelle marcando un paquete de dimensiones considerables… menudo ejemplar tenía el muy cabrón.
- Ya ves, no he podido controlarme… nunca me había pasado que me pusiera a tono con un masaje… dijo él, entre susurros. Se notaba que estaba muerto de vergüenza.
Quitando hierro al tema, le solté sin remilgos pero con cierto aire pícaro:
- No te apures, estamos entre colegas y ya sabemos cómo son nuestros instintos, cuando nos da por empalmarnos no se puede parar el tema… dije entre risas.
- No sé, será que hace tiempo que no tengo un revolcón con mi mujer… dijo con un tono más calmado.
- Bueno, (aquí sí que subí 3 grados en la escala de putería), esto se puede arreglar… dije yo con mi tono más putón mientras fijaba la mirada en el paquete…

Roberto se quedó atónito ante mi atrevimiento, no dijo ni palabra y dejó que las cosas fluyeran sin pensar en lo que podría pasar. Tomé su silencio como una invitación, nada más morboso que encontrarse con un hetero con ganas de probar nuevas experiencias.

Sin pensarlo y con decisión posé mis manos sobre su abultado cañón.
- Parece que tenemos una buena pieza, ¿no?. Dije mientras miraba sus ojos de cordero degollado. Seguía sin reaccionar, y parecía que asintiera con la cabeza...aunque sus labios indicaban que le estaba gustando…

Con las caricias morbosas de mis manos su falo aumentó todavía más de tamaño, cosa que me dio pie a seguir, hasta conseguir que me usara a su antojo. Su cara estaba más relajada, menos agarrotado y dispuesto a entregarse a ese nuevo placer.

Empecé a pajear ese enorme bulto, aumentando el ritmo y parando para no excitarlo demasiado y que acabara antes de tiempo. Cuando la morcilla estaba en su punto goloso, mi boca tomó el relevo a mis manos y sin darle tiempo a rechistar me metí todo cuanto pude de su enorme paquete. Era una delicia, saborear un buen bulto era uno de mis mayores placeres, notar como crecía en mi boca, seguir con la lengua la curvatura de su polla…
De tanto en tanto, levantaba la vista y fijaba la mirada en sus ojos extasiados de puro placer, en sus gemidos notaba que hacía mucho tiempo que no disfrutaba en cuestiones sexuales.

Cuando aquel enorme paquete estuvo a punto de caramelo, bajé sus calzoncillos holgados y descubrí su hermosa polla, un estupendo ejemplar circuncidado con un grueso capullo bermellón, de cuerpo generoso y venas marcadas, pelotas grandes y vello recortado enmarcando su atributo. Un ejemplar que bien podría ser modelo de revista porno, por su belleza y su extenso tamaño, pasando de los 20cm…

Después de observarlo unos segundos me lancé a lamer su enorme glande, aquello le generó una nueva expresión de extremo placer en su cara.

- Mmmmm, hacía mucho tiempo que no me trabajaban así la polla...grrrr, soltó entre gemidos.

No es falsa modestia, pero me había ganado una reputación de excelente mamador entre los hombres. Quien sabe si mi tío le había hecho algún comentario… Seguí devorando aquel manjar, resiguiendo las venas cada vez más marcadas, intentando tragar hasta la base, chupando sus pelotas… La falta de sexo hizo que pronto aparecieran las primeras gotas de prelefa, que succioné sin miramientos. Sus gemidos iban en aumento así que no tardaría en soltar una buen trallazo de leche…
- Uf tío, voy a estallar...estoy muy cachondo!!, mmmmm… rugió extasiado.

Efectivamente, pocos segundos después de soltar la frase, una extensa riada seminal invadió mi boca, largos trallazos de leche que intenté tragar sin atragantarme, aunque la enorme presión de los disparos hizo que desbordaran mi boca y corrieran tronco abajo de su falo. No me importó que no aguantara lo suficiente para ser follado por aquel miembro, entendía su falta de sexo y su excitación prematura.
Después de saborear toda su lefa descubrí con admiración que aquel miembro vigoroso no se retraía, seguía empinado como cuando empecé a sobarlo. Me extrañó su aguante, normalmente los rabos que había catado disminuían aceleradamente después de un buen estallido de esperma. Atónito y admirado pregunté:
- Joder, tu pollón sigue cual estaca… no me había pasado nunca!
- Sí, cuando estoy muy cachondo, puedo mantener la erección durante horas… y a pesar de haberme corrido, puedo seguir practicando sexo...digamos que soy un buen ejemplar de hombre multiorgásmico y con aguante, jejeje - dijo entre carcajadas mientras balanceaba su rabaco.
- Tío, me has puesto a 1000! Desde la mili que no había tenido una experiencia con otro hombre...además tu eres muy morboso y te va el cerdeo, vamos, mi mujer nunca se ha comido mi lefa - añadío Roberto.

Ante tal balanceo de polla y viendo que tenía aguante, me unté la mano con los restos de su lefa y me la restregué por el culo a modo de lubricante.
- Pues me voy a seguir aprovechando de tu rabo duro, quiero que me empotres y me partas el ano. Propuse sin esperar una negativa.
- Acepto la propuesta, llevo semanas sin follar y quiero saber cuánto serás capaz de aguantar...soltó con un tono malicioso y picarón. Se agarró la polla y la llevó hasta mi culo húmedo, primero dando unos golpecitos con su tranka en mis nalgas…
- Me gusta tu culito, espero que lo tengas bien dilatado, esta vez la corrida no va a ser tan rápida… añadió.
- Úsame cuanto quieras, ¡estoy para complacerte! - respondí yo.

Sin avisar, metió su gruesa pija hasta el fondo. Tal rudeza hizo estremecerme de placer. Dejé que me poseyera moviendo mi culo y apretando mis nalgas para ofrecerle el mejor de los placeres. Era una perra salida bien entrenada y sabía complacer a un buen macho.
No entendía porqué su mujer no se aprovechaba de tal aguante y virilidad, si fuera mi pareja no tendría queja, pensaba mientras su rabo exploraba toda la cavidad de mi trasero.

La segunda corrida tardó en llegar, ya me lo había advertido, pero para nada fue menos abundante que la primera. Mi culo se llenó con los nuevos trallazos, y noté como la lefa discurría por mis huevos. Además, mientras soltaba todo su néctar me mordisqueaba el cuello para que notara su orgasmo intenso, cosa que intensificaba mi placer y me erizaba la piel y por supuesto repercutía en mi polla que escupía leche con fuerza.

Su morboso aguante y esa polla que no tenía intención de achicarse dio como resultado 6 intensos polvazos, dejando mi culo y boca bien rellenos y algo dislocados. Nos dio la tarde-noche, entre gritos, corridas, sudores y fluidos… hasta acabar rendidos el uno en los brazos del otro.

Roberto y yo follamos como bestias durante todo el viaje, hasta dejarlo con el depósito seminal seco y con sus necesidades sexuales cubiertas, al menos por una temporada hasta nuestro próximo encuentro...