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Relato 10: El primer deseo

Buenas tíos!!

¿Cómo ha ido el verano? Espero que hayáis tenido muy buenas experiencias sexuales... hablando de veranito, aquí os dejo este relato. Se remonta a la adolescencia de uno de mis personajes, el pasivo Juan.

Para aquellos que nacísteis en los 90 muchos comentarios os pareceran "vintage"... Muchos de nosotros no tuvimos la facilidad para acceder a contenidos sexuales en Internet, más que nada que no existia... Nos bastaba con las publicidades de ropa interior y como mucho si un hermano-primo mayor o compañero de clase, conseguía una revista porno...

Espero que disfutéis de la lectura, tanto como yo recordando experiencias pasadas.

Saludos y no dejéis de comentar que os ha parecido el relato!

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Relato 10 - El primer deseo

Pronto aprendí las palabras maricón, marica, nenaza, sarasa, medio-hombre y otras lindezas por el estilo. Siendo un niño, rondaría los 9 años, mis compañeros de clase se encargaron que esos insultos se me quedaran marcados a fuego.

A finales de los 80 y en un pueblo del interior de Catalunya nada podías hacer..., así que a mi tierna edad tuve que hacerme de tripas corazón y evitar que aquellos insultos, acompañados de golpes en algunos casos, me afectaran demasiado. Aquello fue un ejemplo de la crueldad despiadada que pueden tener los niños, que con total impunidad marcaban tu masculinidad. Pobre de ti que fueras un tanto afeminado, o que se te diera mal jugar al fútbol… castigándote al rechazo y al maltrato del fuerte contra el débil, aunque yo no me sintiera débil, simplemente no encajaba en el modelo a seguir…

Con la pubertad descubrí cuáles eran mis atracciones, mis deseos ocultos, cómo me quedaba embobado mirando los carteles publicitarios de hombres en ropa interior, con cuerpos esculpidos y paquetes que denotaban sensualidad a raudales. A principios de los 90 (con 14 años) no teníamos acceso a contenidos sexuales (Internet nos llegaría años más tarde), y por tanto, la publicidad de Abanderado, ayudaba a los chicos como yo a pajearnos sin freno. De igual manera, las palabras homofobia o bullying que ahora suenan en boca de todos, antes se aceptaban con resignación… “eso te pasa por maricón…”.

Aquel verano, mis padres me apuntaron a un campamento. Sentía pánico y a la vez atracción, porqué durante 15 días compartiría cuarto con otros chicos, que bien podrían maltratarme o bien podría disfrutar de ellos, viéndolos desnudos en las duchas… y alimentar mis pajas nocturnas…

Como era de esperar, pronto los compañeros del campamento de verano se dieron cuenta que yo era el rarito:
- A Juan no lo elijas… no ves que es una nenaza!! - así cada vez que se tenían que formar equipos para jugar con el balón…
- Elijo a quien me da la gana, y lo quiero en mi equipo. - mi defensor era Alberto, un chico que parecía mayor, fortote y guapete con ojos azules penetrantes.
- Gracias - le dije, esbozando una sonrisa.
- No les hagas caso a estos idiotas… sonriéndome con una mirada cautivadora que me derritió.
Esa misma tarde, me encerré en el baño, tocándome pensando en mi salvador...
Por algún motivo que desconocía, Alberto no se comportaba como el resto de chicos y siempre me mostraba afecto y compañerismo. Recuerdo que en otro de los juegos, esta vez teníamos que idear una estrategia para conseguir la bandera del otro equipo, Alberto hizo que me escogieran de los primeros, argumentando que era un chico muy listo y sabría trazar un buen plan. No podía defraudarlo, así que me esmeré para idear una buena estrategia, si no destacaba en habilidades físicas, intelectualmente solía despuntar.
- Tío, eres un crack, ¿cómo sabías que el plan funcionaría y despistaríamos al otro equipo? - me dijo Alberto, después de ganar en menos de 30 minutos.
- (Me sonrojé) Je, je… cuestión de suerte y un poco de ingenio. - respondí con modestia.
- ¿Lo véis? Juan es un chico listo! - soltó Alberto con efusión mientras me levantaron en volandas y me vitoreaban.

Con este simple gesto y a partir de aquel día, los chicos me respetaban y conseguí formar parte de sus camaderías y confesiones…Ya os podéis imaginar que entre chicos adolescentes (bastante salidos) una de las prácticas habituales era masturbarse a todo momento. Y fuera por el calor, o por las ganas de hacerlo en grupo, en ese campamento de verano no faltó esta práctica.
- Juan, con algunos chicos hemos pensado ir a bañarnos a una poza después de comer… y alguno ha comentado la idea de pajearnos… - me comentó Alberto con una mirada sugestiva.
- Nos bañaremos en pelotas, así que no hace falta que te pongas el bañador. - señaló.
Intentando evitar ponerme rojo como un tomate, acepté sin pensarlo. La idea de ver a Alberto en bolas con la polla en mano, era un plan que no podía desperdiciar.
Al final nos juntamos 7 chavales y de camino a la poza íbamos comentando cosas de chicos, haciéndonos los machotes: que si le has visto las tetas a esa monitora, cuántas chicas habíamos besado, el tamaño de nuestros penes, las veces que nos masturbábamos… Muchos tuvieron erecciones y marcaban una buena tienda de campaña en los pantalones de deporte, así que pude disimular la mía.
- Joder tío, se te ha puesto una buena morcilla. - decían entre risas, bromas y tocamientos… Mientras yo pensaba cuántos chicos se permitían estas bromas para no decir abiertamente que eran maricones como yo…
Cuando llegamos a la poza no tardamos ni cinco minutos en tirarnos al agua, estaba un poco fría, pero pasado un rato se agradecía, la tarde era calurosa. Jugamos a salpicarnos, a balancear los rabos como si fueran peces, entre bromas, risas y comentarios guarros. Yo no podía apartar los ojos de la polla de Alberto, a pesar de tener 14 años, tenía un buen miembro circuncidado, con un glande sonrosado que destacaba como una seta.
- Tíos, ¿habéis jugado nunca al juego de la galleta? - propuso Luis, uno de los chavales adicto a las pajas. Se trata de poner una galleta en medio, pajearnos y lanzar la leche sobre ella, el último que se corra se la tiene que comer con el semen de todos… - explicó con un tono morboso.
- Uff, es un poco asqueroso para el que pierda. - señaló Marcos, un chico que no había pegado aún el estirón.
- Yo he jugado alguna vez con mi primo y sus colegas, y está bien… os aseguro que no voy a perder... rio Alberto, pícaramente.
Aquella propuesta me planteaba algunas dudas: por una parte quería perder y probar la lefa de Alberto, pero por otra, si perdía, aumentaría mi fama de maricón entre el grupo… así que mejor no quedar de los últimos, ahora que los chicos habían dejado de meterse conmigo.
Luis colocó una galleta María en medio (había pispado un paquete de la cocina), nos pusimos rodeándola y empezamos a masturbarnos… Sin duda, yo jugaba con ventaja, porque la escena era muy morbosa para mi, viendo esas pollas crecer y escuchando los jadeos preorgásmicos… Me centré en el miembro de Alberto y puse todas mis neuronas a pensar cómo sería comerle el rabo… ufff, sí, mmmmmmmm...
Mientras los otros decían entre jadeos el nombre de actrices, modelos, cantantes, famosas, compañeras de instituto… yo solo podía pensar en sus falos y en lo mucho que me gustaría tenerlos en mis manos… Sí, con 14 años deseaba comerme una buena polla!!
- Ahrgggggg, mmmmm, me cooooorrrrrrrrrrrrroooooooooo!! - gritó Alberto, soltando una buena ráfaga de esperma sobre la galleta, buff, jamás había visto semejante corrida… Estoy convencido que los otros chicos también fliparon.
Al poco tiempo, Salva, un chaval bastante guapete, se corrió sobre la galleta y cuando apuraba sus últimas gotas de lefa, disparé yo las mías con un gran bufido, casi me corro sobre su pito. Creo que nunca había dejado ir tanta leche, la escena me había puesto a 1000.
Con tres corridas sobre la galleta estaba totalmente mojada. Los cuatro chavales que quedaban seguían masturbándose con fuerza, mirándose los unos a los otros, con cierto temor para no ser los últimos.
- Ufffffffffffffff, mmmmmmmmmmmmm, arghhhhhhhhhhh, siiiiiiiiiiii… - gritó el canijo de Marcos, y justo después fue el turno de Luis, el autor de la propuesta, con los mismos gritos de placer.
Quedaban Esteban, un chico alto y muy delgado pero con buena polla, y Manel, un poco más bajo que yo y regordete… Sus caras en ese momento no eran de placer, más bien de apuro y temor. Uno de los dos se tendría que comer una galleta totalmente empapada de semen (un placer para mí). Mientras, animábamos a uno y otro…
Manel estaba rojo, sudando como un cerdo, pensaba que le iba a dar un espasmo, cuando de pronto, con un gran rugido (parecía más de dolor que de placer) soltó unas gotas de leche…
- Que corrida más pequeña, seguro que te la has cascado antes… tío, respira, que te va a dar algo del esfuerzo. - dijo Luis entre risas, mientras Manel respiraba fuertemente.
Esteban dejó su miembro y se quedó blanco, había perdido y el premio por ser el último no era de su agrado…
- Lo siento Esteban - dijo Alberto dándole una palmadita en la espalda - has perdido, ya sabes que te toca… te la tienes que comer entera…
De buena gana te comía la polla y galleta, pensé yo mirando a Alberto.
Esteban cogió con asco la galleta. Seguramente nunca habría probado su propia lefa, viendo sus caras de náuseas. Con una mano se tapó la nariz, pensando que así no notaría el gusto… Le dió un mordisco, pero sin poder evitarlo vomitó dejando caer la galleta…
- Joder, qué asco!! Tío, eres un cerdo, solo es una galleta llena de semen!! Casi me manchas las zapatillas! - gritó Marcos.
- Bueno, déjalo, me gustaría verte si hubieras perdido tú… seguro que también potarías. - defendió Alberto, mientras se preocupaba por el estado de Esteban.
- Venga, vamos a bañarnos, nos tenemos que limpiar los pitos! - añadió entre risas.
Mientras los chicos iban al agua, pasé el dedo sobre la piedra dónde habíamos puesto la galleta, recogiendo restos de semen de Alberto. Me los llevé a la boca y me supieron a néctar, mientras notaba como mi polla se volvía a despertar… disimulando, me tiré a la poza, dejando que el frío amortiguara mi calor interno.

Pasé el resto de la tarde sin poder olvidar lo sucedido. En mi cabeza seguía reproduciendo el pajote de Alberto y no dejaba de pensar cómo sería tenerlo en mi boca. Con semejantes pensamientos no pude reprimir una erección continua en mi paquete, contando las horas para cuando llegara la soledad de la noche, poder masturbarme en los baños con total tranquilidad. Hacerse una paja en la cama sería complicado, ya que dormíamos en literas que chirriaban al mínimo movimiento.
Lo tenía todo calculado, me quedaría despierto y cuando me hubiera cerciorado que todo el mundo dormía me escaparía a los lavabos. Y así mientras ideaba mi plan, seguía manteniendo morcillona la polla.

Mi reloj de pulsera marcaba las 12 pasadas y el silencio turbado por algún soplido y ronquido llenaba la habitación. Salí de la cama con cuidado sin hacer ruido, en la litera de al lado dormía Alberto. Tendría calor, por qué estaba destapado. Mis ojos se fijaron en sus pantalones del pijama donde su miembro marcaba un prominente bulto… Quería palparlo pero me reprimí, no quise tentar a la suerte. Caliente a más no poder, me dirigí a los retretes.
Los hechos sucedidos aquella tarde se agolpaban en mi cerebro y hacían que la sangre bombeara en mi miembro de adolescente salido. Dura como una roca, me pajeé la polla en el baño. Enfrascado en esta tarea tan placentera no oí que alguien había entrado…
- Juan, ¿estás ahí dentro? - dijo en voz baja Alberto, apoyado en la puerta del lavabo.
Me quedé sin respiración, con el rabo en la mano, sin saber qué decir o cómo reaccionar.
- Ábreme, no tienes porque preocuparte… sé lo que estás haciendo, estás entre colegas - añadió Alberto con dulzura.
Abrí la puerta, mi miembro había perdido algo de vigor, pero se notaba que había estado erecto.
- Lo que ha pasado esta tarde me ha puesto a 100… y no podía dormirme sin hacerme una paja… - dije casi susurrando. Me fijé en los pantalones de Alberto, marcaban una buena erección…
- No eres el único que va caliente… tendrás que ayudarme… - me respondió con una sonrisa pícara, mientras se agarraba el paquete sobándose.
Sin darme tiempo a responder, se sacó la polla de los pantalones, la tenía bien dura con el glande muy hinchado. Diría que más erecta de como la había visto por la tarde.
- Hace tiempo que me di cuenta que te gustaba, esta tarde te pillé mirándome de reojo el rabo mientras me masturbaba… Conmigo no tienes porque reprimirte, sé que te gusto… así que aquí estoy, dispuesto a complacerte. - añadió con dulzura, indicándome con los ojos su palote tieso.
- Tío, menos mal que has dado el primer paso… yo nunca me hubiera atrevido… ¡me gustas mucho!! - añadí poniéndome de rodillas y agarrando su miembro. Miraba su polla y a él, haciéndole saber que le iba a hacer una mamada memorable…
Era la primera vez que me metía un rabo en la boca, me entregué a semejante trozo de carne con dulzura. Lamiendo su glande sonrosado, recorriendo el tronco hasta los huevos, succionándolos. Se la chupé fuertemente, dejando que me empotrara la boca. Después paraba en seco y volvía a lamerlo lentamente…
- Joder colega, eres un crack!! ¡Qué boca tienes!!, mmmmmm, ufff, mmmm… - dijo Alberto jadeando de placer.
Aquel rabo seguía creciendo en mi boca y eso me puso muy caliente, así que aumenté el ritmo. Me sorprendí de lo bien que lo hacía siendo la primera vez, saber que Alberto lo estaba disfrutando intensamente me ayudaba a recrearme en su pija.
Cuando noté las primeras gotas de prelefa, apreté fuertemente los labios en su glande, pasando la lengua para recoger ese néctar.
- Uffff, tío, no voy a poder aguantar mucho… me voy a cooorrrrrerrrrrr, arghhh, sigue chupando!!, mmmmmmmmmm. - rogó mientras dejaba que me empotrara la boca.
Dejé que me agarrara la cara con las manos, mientras aceleró el ritmo, perforando mi boca. Estaba totalmente entregado a él esperando su chorro de leche.
Su lefa explotó en mi boca, llenándola por completo y tuve serios problemas para no desperdiciar ni una gota de su leche....
- Mmmmmmmmmmmm, uffffffff, arghhhhhh, mmmmmmmm, joooooderrrrrrr. - gritaba mientras seguía chorreando esperma en mi boca.
Me lo tragué todo, a mi no me dió asco semejante lefazo y me cercioré de dejarle la polla bien limpia.
- Joder tío, que buen mamón eres!! Ahora deje que te ayude. - me dijo mientras me incorporaba. Sin decir nada más, me agarró la polla y empezó a pajearme. La tenía prácticamente tiesa. Me masturbó con fuerza, mientras me pedía que me corriera. Aquello fue demasiado para mí, notar mi rabo en las manos de Alberto, pajeándome con rapidez, hicieron que de mi erecto falo saliera un buen trallazo de lefa. Jamás había eyaculado tanto como aquella noche en los baños, señal que mi primera sesión de sexo había sido fascinante.
- Ahora seguro que podrás dormir tranquilo… - rio soltando mi polla.
Nos limpiamos los miembros y nos fuimos a dormir, antes sin despedirnos con una mirada de complicidad, sabiendo que esa no sería nuestra últimas vez… pero eso ya es otra historia.






Comentarios

  1. Mmm... a más uno le hubiera gustado tener un "Alberto" para sus primeras experiencias. Supongo que ahora es más fácil, con más información e educación en la tolerancia.
    Y Juan, para tener 14 años, que no son los mismos 14 años de los de ahora, estaba muy seguro de sus gustos.
    ¿Habrá continuación, no?

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    Respuestas
    1. Buenas Perro!!

      Como siempre un placer leer tus comentarios. Cuando empecé a escribir el personaje de Juan sabía que iba a ser un tío con las ideas claras. Para este relato me fui a su pasado (intentando despertar la nostalgia de muchos), con una historia que nos hubiera gustado para la mayoría: el encuentro con un chico bondadoso como Alberto.

      La continuación de Juan (joven y adulto) se puede leer en mis otros relatos... pero tomo nota de seguir la historia de Juan-Alberto.

      Muchas gracias!!

      Un abrazo!!

      Paquetes76

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  2. Buen relato!
    No conocía el juego de la galleta, ni de oídas...
    Lo que sí viví fue el rechazo, la discriminación y toda esa m..rd.,pero ya quedó atrás y prefiero olvidarlo.
    Y de lo que tmb me acuerdo con una gran sonrisa es de los anuncios de Abanderado, Coca-Cola light y los cuerpos Danone.
    Tus relatos nunca nos dejan indiferentes, go on!
    Un saludo,
    Hotdardo 🎯

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    Respuestas
    1. Buenos días!!

      Muchas gracias!! Sí, mejor olvidar esas épocas oscuras que muchos tuvimos que vivir con resignación... pero por suerte todo aquello quedó atrás!!

      Me alegra saber que te haya gustado revivir los buenos recuerdos que nos dio la publicidad... y mira, yo que pensaba que todo el mundo conocía el juego de la galleta, jejeje.

      Gracias por seguir leyéndome!! Se te echa de menos en Twitter... espero que todo te vaya muy bien!

      Un abrazo colega!!

      Paquetes76

      Pd: Cuando quieras escríbeme a m.bcn32@gmail.com

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  3. Yo tampoco conocía el juego de la galleta, jajaja... ;-)

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    Respuestas
    1. Mira por donde!! Y yo que pensaba que era vox-populi!! jajaja

      Bueno, nunca es tarde para probar cosas nuevas, jejeje

      Saludos!!

      Paquetes76

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